lunes, 4 de octubre de 2010

el toro está biológicamente creado para morir en combate y la lidia no es sino "la tranformación de la lucha contra esa muerte en belleza". El toro "muere con respeto, no abatido como un trozo de carne", mientras que el hombre "sólo lo puede matar arriesgando su propia vida",(fracis Wolf)

La segunda jornada de debate para la prohibición de las corridas en Catalunya ha contado con el filósofo francés Francis Wolff , quien apoyado en argumentos "biológicos" y "ecológicos", ha defendido el derecho a matar al animal, sobre el que ha obviado cualquier signo de dolor.
Wolff, profesor de la Universidad de la Sorbona (París) y autor de obras como Cinquante raisons de défendre la corrida (cincuenta razones para defender la corrida) o Filosofía de las corridas de toros, ha comparecido ante la comisión de Medio Ambiente del Parlament de Catalunya para expresar, entre otras teorías,  que prohibir la muerte del toro bravo en las plazas sería una anomalía biológica. El toro "muere con respeto", ha señalado Wolff,  y tiene un destino, la muerte, que "la mayoría de las especies envidiarían".
El filósofo francés ha asegurado que las corridas de toros son ya patrimonio mundial y no únicamente de la fiesta nacional española, y ha remarcado que la desaparición de las corridas sería "una pérdida para la humanidad y para la animalidad".

Una fiesta ecológica

Francis Wolff ha añadido que cada vez hay más tesis que defienden los valores ecológicos de las corridas, una fiesta que, según ha indicado, permite el mantenimiento del toro bravo, una raza que "es una excepción" ya que no es ni animal de compañía, ni de granja o industrial, pero tampoco es salvaje.
"El toro es un animal bastante único, se fomenta que sean agresivos contra lo que consideran una amenaza, una excepción en las relaciones entre hombre y animales", ha comentado Wolff, quien ha defendido el derecho a matar al toro, un destino para el animal "que la mayoría de especies envidiarían".
En este sentido, ha añadido que si el toro no muriera en la plaza, como ocurre en los festejos portugueses, "sería el triunfo de la hipocresía: como no se ve no existe".
Para el filósofo, el toro está biológicamente creado para morir en combate y la lidia no es sino "la tranformación de la lucha contra esa muerte en belleza". El toro "muere con respeto, no abatido como un trozo de carne", mientras que el hombre "sólo lo puede matar arriesgando su propia vida", ha añadido Wolff.

Los toros, identidad del sur de Europa

En la misma línea, el alcalde de Arles (Francia), Hervé Schiavetti, que ha comparecido también en la comisión, ha defendido el mantenimento de este espectáculo como elemento de identidad del sur de Europa y de muchas ciudades francesas, como la suya, donde las corridas tienen un gran arraigo.
Para Schiavetti, la existencia de esta tradición, y con ello de la ganadería extensiva, ha facilitado además el mantenimiento de entre 250.000 y 300.000 hectáreas de reservas húmedas en la zona de La Camargue -donde pastan toros bravos españoles-, y que se ha convertido en una forma de gestión de un territorio.